El equilibrio
Todas las mañanas mi rutina consiste en sacar a pasear a los perros al jardín y aprovecho para prender el coche para que se "caliente", ni estoy muy segura para que calentamos el coche pero yo lo prendo y luego llevo a los perros de regreso a la casa, agarro mis cachivaches y ya me voy a mi trabajo.
Como hoy era una mañana normal, seguí esta rutina con una ligera variación: cuando intenté subirme al coche me di cuenta que de alguna forma había cerrado los seguros y había dejado el coche encendido y con la radio y la calefacción prendidas...
Regresé a la casa donde le grité al arqui "¿Gordo, recuerdas como una vez dejé el coche prendido y con las llaves dentro...?"
Solo alcancé a escuchar un gruñido respondiendo "¿De nuevo?"
Cinco minutos después mi pobre esposo salía en pijama y armado con un gancho a abrir mi coche, lo cual logró en 2.3 minutos, y aunque cruzó por mi mente estresarme por sus habilidades ladronezcas lo único que pude hacer fue darle un gran beso y muchas gracias y correr a mi oficina.
Hay muchas razones por las que me casé con el arqui pero sin duda una importante es que mi torpeza incesante y su asombrosa habilidad logran un equilibrio perfecto que mantiene la armonía del hogar.