El segundo hogar
Mi coche es cómodo, grande, no gasta demasiada gasolina y definitivamente es mi segundo hogar. En las mañanas me subo en él y nos vamos a la oficina. Cuando hace frío prendo su calefacción o si hay buen clima abro el quemacocos para que me entre la contaminación. Durante el camino, primero desayuno mi leche -que se acomoda en sus cómodos portavasos- y mi fruta, luego me pinto con mi bolsa de maquillaje que cabe perfecto debajo del asiento del copiloto y me peino con el gel que tiene su lugar justo entre mi asiento y el freno de manos (ja, ja, ja sí, supongo que rompo muchas normas de tránsito en el trayecto). Además mi coche guarda la mitad de mis artículos de primera necesidad, que van desde un libro, un paraguas, una botella de agua y un suéter hasta un fix a flat, maquillaje, lentes y un Pluto.
Hace poco un camión gigante de doble caja de Coca Cola chocó contra mi pobre coche. Realmente un enfrentamiento injusto pero afortunadamente no terminó tan mal, mi altima sólo se lastimó de la salpicadera, el faro y la "facia" (que es como la gente de seguros llama a la defensa). Después de esperar durante 4 hrs. en Izazaga y 20 de Noviembre, el seguro de Coca por fin pagó (no fue mi culpa, yei!!!).
Aunque suene extraño fue una buena experiencia porque el chofer de Coca era una persona simpática, MUY orgulloso de su trabajo y con una historia de vida muy interesante que incluía la organización de un bautizo, mujeres malvadas y accidentes espectaculares. Lo más gracioso de todo es que el chofer tenía un record de tres años sin "percances" y cuando chocó se convirtió en el gran chisme de la sociedad de camioneros cocacoleros, quienes le hablaban cada 3 min para burlarse o pasaban manejando sus grandes camiones frente al choque para atestiguarlo. Ahora el pobre altima será internado en el taller para que le arreglen el golpe... aprovecharán para pintarle la defensa de atrás que tiene algunos, bueno varios, rayoncitos y que se vea muy guapo porqu hay que cuidar bien del hogar.