En parte como respuesta a una
super reflexión sobre la pista de hielo en el blog
Kike (
http://www.un-chilango-cualquiera.blogspot.com/) y en parte por mi amor a todas las medidas populistas de los gobiernos
perredistas de esta ciudad, ayer
viste la pista de hielo del
zócalo de la H. Ciudad de México.
Como me debían un día en la oficina, no fui a trabajar y decidí que un lunes en la mañana sería perfecto para hacer un poco de
shopping navideño y patinar felizmente por el
zócalo. ¿se imaginan? podría decir que alguna vez yo estuve ahpi en pelotas y alguna otra vez patiné en ese mismo lugar. Así que me fui en metro con una
back pack para guardar mis compras, una bufanda roja para estar a tono con la Navdidad y doble
calcetín, por eso de las infecciones en los patines.
Temo informar que hubo dos grandes decepciones:
1. Ya no hay ambulantes- los panistas/conservadores/ñoños estarán muy felices con estas medidas, pero para los compradores compulsivos como yo, es una gran perdida el ya no poder ir a pasearnos varias horas a las calles llenas de todo tipo de productos, olores y sonidos. (Para mí esta era parte de mi definicipon de México).
2. Para entrar a la pista uno tiene que formarse en la taquilla que esta junto a catedral (de lado izquierdo si se ve de frente). La entrada es gratis, y la gente ansiosa por entrar es mucha, así que en promedio (según informes de una poli que estaba ahí) uno tiene que hacer fila por aproximadamente 1 hora y media. Una vez obtenido el boleto, no puedes ir directamente a refrescarte en la pista. Te dan una pulsera con un horario específico y solo puedes entrar a esa hora. Eso significaba que yo, que llegué a las 12.00, tenía posibilidades de empezar a patinar como a las 4:00 o 5:00 de la tarde.
Debo aceptar que mi vena mediocre-burgesa pudo más que mi amor al populismo y me negué a esperar 4 hora para entrar a la mentada pista (total, por 50 pesos uno puede esquiar en la pista de San Jerónimo cualquier día). Lo que sí hice, fue hacer una fila razonablemente más corta (10 min.) para poder subir a las gradas y ver a los felices patinadores deslizarse por la pista ligeramente derretida (el sol pega duro a mediodía) mientras un funcionario de la pista gritaba instrucciones y regaños a los que infringían las reglas: "Niños no pueden hacer coleadas", "amigo, vas en sentido contrario", "señora, no se mueva, ahorita la ayudan a pararse".
En resumen: la pista es un hit, pero quien quiera ir levántese temprano y vaya preparado a esperar y esperar, es lamentable la perdida de ambulantes, sólo falta que me clauseren mi tienda de todo por 3 pesos en Pino Suárez...