Troncones I
Todos tenemos -o al menos deberíamos tener- un rinconcito en el mundo donde podamos escaparnos de todo. Un lugar con el que soñamos durante los días más aburridos en la oficina o cuando llevamos 2 hrs. en el tráfico de Periférico, Insurgentes o la vía que hayas tenido la mala suerte de escoger y que simplemente no se mueve. Para algunos ese lugar debe ser París o Tokio, para mi es un lugar menos suntuoso y más cercano: Troncones.
Para llegar a Troncones tienes que tomar una desviación desde la carretera principal que está marcada por un simple y rústico letrero (no de esos verdes que pone el gobierno por todos lados, sino uno hecho a mano en un pedazo de metal). Das la vuelta y entras a una carretera de un sólo carril donde la vegetación apenas deja lugar para que pasen los coches. Después de andar 5 minutos, se acaba el pavimento y te topas de frente con el mar. Ahí empieza una calle de terracería polvorosa paralela al mar donde hay una serie de changarritos con techo de palma donde venden mariscos y casas, en su mayoría de gringos y canadienses, que sin ser lujosas son cómodas y bonitas.
Nosotros siempre llegamos a una de esas casas que los dueños gringos rentan cuando no usan y que cuidan Lulú y Oscar. Una casa fresca y limpia, con una alberca espectacular y más adelante una palapita con varias hamacas y tumbonas donde uno se puede tender todo el día a observar la playa. La playa es la más perfecta del mundo, de arena suave y siempre limpia y lo que es más importante para mi: sin gente. Puedes acostarte con tu toalla en la playa y no ver a más de 10 seres humanos en todo el día, y la mayoría del tiempo volteas a ambos lados y sólo estás tú y el gigantesco e imponente mar, las gaviotas que vuelan bajo en busca de comida, la arena que tiene más huellas de cangrejos que de humanos y si te fijas bien, hasta alcanzas a ver los peces nadando entre las olas.
Aquí nadie te renta tumbonas ni hay meseros trayendo bebidas, nadie te ofrece moverte la panza ni te venden plata, ni hamacas. Aquí tienes que bajar con tu propia hielera y tu propia sombrilla, que te prestan junto con la casa, así como el resto de cosas de playa que quieras utilizar, yo experimenté con una tabla de surf una vez sin buenos resultados (pero eso es otra historia). Aquí estas sobre tu toalla acostado y puedes escuchar el sonido del mar, sin niños gritando ni música tropical a todo volumen bloqueando el sonido de las olas.
Y si un día te hartas de la arena, puedes dar tres pasos y sumergirte en tu propia alberca, sin temor a los meados ajenos... uno de mis lugares favoritos es la hamaca que esta sobre la parte techada de la alberca donde te puedes acurrucar con un libro mientras metes los pies en el aguita.
La comida siempre es buena: en el desayuno, Lulú y Oscar, te dan fruta con granola y yogurt y algún platillo como chilaquiles o huevos y todos los tipos de jugo que existen. El resto del día nos alimentamos en la playa de cosas que cargamos en nuestra hielera: frutas, jugos, papas, frituras de plátano nativas, etc. En las noches puedes usar la cocina para preparar algo o puedes salir y por 200 pesos comer pescado fresco y cocinado con ese sazón que sólo las señoras de pueblo tienen, mis platillos favoritos son el queso fundido con camarones, las tiritas (pedacitos de pescado cortados muy finitos con limón, chilito y cebolla) o hamburguesas del Burro Borracho porque por más incongruente que parezca esas hamburguesas de res en la playa son lo mejor que he probado.
Este es mi lugar de escape en el mundo, en el corcho de mi oficina hay una foto de Troncones y cada ves que tenemos más de 3 días libres, huimos para allá. Hemos ido 7 veces en los últimos 3 años y no puedo imaginar una mejor forma de disfrutar unos días libres. Creo que amo tanto ese lugar que mi objetivo de vida será comprar una casa ahí cuando tengamos dinero. Pero no compartan Troncones con nadie más porque sino se comercializará y terminará siendo un Acapulco más...
2 Comments:
Ay Eve! qué ganas de ir a la playita. A ver si un día me invitas, prometo guardar el secreto.
Prometo guardar el secreto tmb! Hay que organizar una escapada todos! :)
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